Rodando por la Costa Oeste

Viajeros apasionados hay de muchas clases algunos son amantes de lo exótico,  mueren por viajar a destinos lejanos e intentar cosas nuevas que pongan a prueba sus límites, otros disfrutan de lugares familiares a los que vuelven una y otra vez para seguir gozando de lo que más aman; también existen viajeros muy ordenados que planifican cada detalle del recorrido y otros que dejan que sus aventuras los pierdan en ciudades desconocidas. Dentro de este gran abanico de viajeros existe un grupo muy particular, los ruteros, famosos por su particular introspección  y amantes de la buena compañía.

Estos ejemplares sueñan con recorrer largas rutas que unan destinos inhóspitos mientras disfrutan de una buena charla, un tema a todo volumen, o simplemente del silencio que brinda la soledad del camino. Existen muchas rutas en la lista de deseos de estos incansables aventureros, pero hay una que no puede faltar, la Ruta 66 y la costa oeste de Estados Unidos. Este repertorio no es famoso en vano, incluye en su recorrido desde ciudades vibrantes y cosmopolitas hasta Parques Nacionales que maravillan a multitudes.

Arranca el viaje.

Este itinerario puede ser realizado en ambas direcciones, empezando o terminando en San Francisco, lo que no se puede hacer es perderse la visita. San Francisco es única, la intensa neblina se mezcla de manera armónica con la vibra fresca que corre por sus empinadas calles, aquí la juventud no se pierde nunca. Dentro de aquellas cosas que no podemos dejar de hacer se encuentran visitar el mirador del Golden Gate Bridge, realizar un tour nocturno por Alcatraz y pasear por alguno de sus hermosos parques como el Golden Gate Park.

A 320km de nuestro primer destino se encuentra Yosemite Park que se destaca por sus extensos valles y cataratas cristalinas, pero sobre todo por su bosque de secuoyas gigantes. Este organismo vegetal es el más grande del mundo y llega a alcanzar los 85 metros de alto y 10 de diámetro. El parque está preparado para realizar distintas actividades recreativas como pesca, escalada, cabalgatas, paseos en bicicleta y, por supuesto, trekking.

Seguimos nuestro camino y 700km después nos encontramos con el Valle de la Muerte. Durante el verano, este sitio posee una de las temperaturas más altas del planeta llegando a los 43 C°. La web oficial del Parque Nacional recomienda guardar energía para realizar avistamiento de estrellas durante la noche. Es tal la claridad del cielo que se puede observar la vía láctea en todo su esplendor y alguna que otra estrella fugaz.

Escapando del desierto nos dirigimos a un oasis artificial, la ciudad de Las Vegas. Muchas cosas se dicen sobre la Ciudad del Pecado pero lo cierto es que aquí todos los vicios son legales. Hay una amplia disponibilidad de bebidas alcohólicas y se permite que los turistas puedan consumirlas en la vía publica a cualquier hora del día, actividad que está prohibida en muchos estados. La prostitución también es legal en los condados vecinos y su promoción está a la vista de todos y en carteles de neón. Por último, no es secreto que el juego y las apuestas son legales en Las Vegas convirtiendo a los grandes Casinos en el gran atractivo turístico del oeste estadounidense. Claramente “Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas” sobre todo si es tu dinero.

Dejamos atrás las tentaciones y seguimos el viaje hacia horizontes más naturales. A solo cuatro horas en auto nos topamos con Bryce Canyon, una extensa reserva célebre por su intenso color rojizo y sus formaciones rocosas con forma de chimeneas llamadas “hoodoos” por los locales. Encaramos el viaje por la ruta por unos kilómetros más y vamos a llegar a Antelope Canyon uno de los lugares más fotografiados del mundo. Situado en una reserva indígena perteneciente a la comunidad navajo, solo es posible de ser visitada con un guía local debido a sus imprevistas y mortales inundaciones.

Luego de un gran viaje rutero llegamos al Gran Cañón. Es innegable que este es uno de los principales puntos de ecoturismo del mundo, seguramente sea por su inmensidad, tiene 446 km de longitud. Es tal la magnitud de este Parque Nacional que para visitar sus principales miradores hay que completar los circuitos turísticos en bus o en auto.

Poco a poco vamos terminando el itinerario de ensueño de todos los amantes de los viajes en la ruta. Y como debía ser, dejamos lo mejor para el final, la ruta que todo viajero que se autodenomine amante de la carretera debe conocer, la
Ruta 66. Es la primera ruta asfaltada de Estados Unidos y comenzó siendo utilizada por aquellos que buscaban mejores oportunidades en la costa oeste durante la gran depresión. En la actualidad esta ruta es recorrida enteramente por viajeros con curiosidad por el turismo de carreteras ya que fue remplazada por la Red de Autopistas Interestatales. Las peculiaridades que encontramos a lo largo del camino son los pueblos que aún conservan el estilo de los años 50´y los paradores y gasolineras que han quedado abandonados.