Viajar con alergias

Las alergias, también llamadas reacciones de hipersensibilidad, son respuestas exageradas del sistema inmunológico (las defensas de nuestro organismo) al entrar en contacto con determinadas sustancias, llamadas alérgenos. Su aparición suele aumentar en primavera, porque uno de los grupos de alérgenos más frecuentes son los polenes. Otros agentes que se comportan como alérgenos son los hongos ambientales, los ácaros del polvo ambiental y los epitelios (piel, pelos, plumas) de algunos animales, como los perros, gatos, caballos, roedores y aves. También pueden generar reacciones alérgicas determinados alimentos (huevo, maníes), remedios y la picadura de insectos como abejas, avispas u hormigas.

Existe una predisposición hereditaria a las alergias, lo que significa que un niño cuyos padres son alérgicos probablemente desarrolle algún tipo de sensibilización, aunque no necesariamente hacia la misma sustancia que rechazan sus padres. Por ejemplo, si la madre es alérgica a los pescados o mariscos, su hijos tiene más probabilidades de desarrollar una alergia, pero no precisamente a ese alimento, sino a otros alérgenos como los hongos, otros alimentos, picaduras de insectos, etc.

También pueden contribuir a desencadenar un cuadro alérgico las situaciones en las que se modifican las defensas del organismo (tras una infección vírica, durante el embarazo, stress emocional).
A pesar de que son muy molestas, por lo general, las alergias no son complicaciones graves, pero sí pueden acabar en cuadros más complejos, como el asma. De hecho, se calcula que el 80 por ciento de los asmáticos tienen, en menor o mayor grado, una base alérgica.

Todo nuestro organismo puede verse afectado por una reacción alérgica. La piel y las vías respiratorias son, por su gran extensión, lugares muy evidentes donde se manifiesta una alergia, pero también puede haber compromiso intestinal, faríngeo, ocular, etc.
En la mayoría de las expresiones alérgicas aparece lagrimeo y picor en los ojos, estornudos, dificultad para respirar, tos seca, disfonía, diarrea ante algún alimento alergénico, dermatitis (erupciones con picazón), cuadros respiratorios altos, etc.

Otras veces, el órgano afectado es la piel, produciendo enrojecimiento, urticarias, picazón, etc. (frecuentes antes fármacos y alimentos).
Pero también pueden existir alergias más severas, incluso con riesgo para la vida cuando causan dificultad respiratoria severa, con descenso importante de la presión, sensación de que está hinchada la garganta y se cierra, etc. Esta reacción se llama shock anafiláctico y puede estar causado por ciertos alimentos, fármacos o picaduras de insectos como las abejas u hormigas. Generalmente, las personas que pueden hacer estos cuadros, conocen su sensibilidad a esos alergenos y tratan de evitarlos, pero puede darse el caso de reaccionar por primera vez por ser el primer contacto.

Es evidente entonces que un viajero alérgico tendrá contacto con estos productos en algún momento de su viaje, de tan extendidos que están. Esto no significa que esté contraindicado viajar, sino que, si pertenecés a este grupo, deberás tomar precauciones extra cuando pensemos en la comida del avión o en los hoteles, excursiones, etc.
Para este gran grupo de personas (aproximadamente el 30% de la población sufre algún tipo de alergia o intolerancia, de las cuales la mitad es a ácaros y polvo), van las siguientes recomendaciones para lograr un viaje seguro y tranquilo a pesar de la alergia!

Pensando en el destino

Antes de viajar

Durante el viaje

Un checkList antes de emprender el viaje

Dra. Norma Sanfeliz

Especialista en Salud Pública

MN: 63.946